jueves, 25 de septiembre de 2014

Oriente y Occidente: el nacimiento de la filosofía en Grecia.


Como ya hemos dicho la filosofía es reflexión, pensar en lo que pensamos, mirarnos en las ideas que tenemos para así conocernos y mejorarnos. También hemos dicho que las ideas más grandes y profundas, que son las que más nos interesan, son las que tienen que ver con la existencia (la realidad), con nuestra identidad como personas, con el problema de la verdad, y con los valores (lo bueno, lo justo, lo bello). Y que el curso que hemos empezado va de esto: de la historia de estas ideas, de como los hombres las descubrieron, las convirtieron en preguntas e intentaron darles respuesta.

Muy al principio, en la "infancia" de la humanidad, los hombres confiaban como niños en lo cuentos y en los mitos. En ellos se daba respuesta a todo, y las ciencias, despreocupadas de las grandes preguntas, se limitaban a resolver problemas prácticos. 

Más adelante, allá por el primer milenio de nuestra era, la humanidad pareció despertar, como un adolescente que empezara a cuestionarlo todo. Aparecieron personajes extravagantes y ociosos que se preguntaban en voz alta por la verdadera realidad (más allá de las apariencias), por el verdadero hombre (más allá del cuerpo), por una forma de vivir más verdadera (más allá del comer y el vivir bien), y por la verdad misma (más allá de nuestros engañosos sentidos). 
Imagen de Confucio
Eran los sabios de la China, los brahamanes hindús, los magos de la lejana Persia, los profetas de Palestina... Y, también, los filósofos griegos. Entre todos ellos provocaron una “revolución mental” en el mundo, aunque no todos del mismo modo...

Los sabios de Oriente (desde la China a Palestina) acabaron por dar una respuesta religiosa a las grandes preguntas. Crearon nuevas religiones en las que la realidad se concebía como un Dios innombrable y oculto a los ojos, el hombre como un alma deseosa de librarse del cuerpo, la verdad como un asunto del espíritu, y la vida buena como una negación de los deseos mundanos... Estas religiones son el origen de las que conocemos hoy: el judaísmo y el cristianismo, el mazdeísmo, el hinduísmo, el budismo, el taoísmo...

Los sabios de Occidente (los filósofos), en cambio, apostaron por algo radicalmente nuevo: la crítica de toda verdad religiosa y la búsqueda de una respuesta racional a aquellas mismas cuestiones. Esta “apuesta” por la razón fue, desde entonces, la seña de identidad de nuestra civilización. Con ella la humanidad despertó del todo (o eso creemos nosotros) y fue desarrollando a lo largo de los siglos todo el conocimiento racional (la ciencia) y la actitud reflexiva (la filosofía) que todavía hoy nos caracteriza.



Este “despertar” de Occidente ocurrió en torno al siglo VI a.C, en las prósperas colonias griegas del Mediterráneo, en pequeñas ciudades en que la gente estaba acostumbrada a negociar y discutirlo todo en plazas y asambleas, y en las que la religión estaba a cargo de poetas que igualaban a dioses y hombres bajo una misma Ley común (la Necesidad o el Destino). No siendo el mundo fruto de la voluntad incomprensible de los dioses, sino cosa de leyes, los filósofos se lanzaron al descubrimiento de esas leyes, buscaron explicaciones “naturales”, basadas en la observación y la lógica, a lo que antes se explicaba con mitos y leyendas, cambiaron la revelación por el descubrimiento, la creencia ingenua por la reflexión crítica, la repetición por la innovación, el lenguaje imaginativo por los argumentos y los conceptos abstractos...


Este tránsito, en Grecia, desde el saber mítico al saber racional, o como suele decirse:  del mito al lógos (logos significa “razón”, “argumento”), no ocurrió de la noche a la mañana, sino muy lentamente, hasta el punto de que los primeros filósofos aún hablaban con el lenguaje del mito, daban nombres de dioses a las causas naturales y se expresaban a través de poemas y cuentos... Pero aunque lento, el proceso fue imparable. Los hombres acabaron por olvidar a los dioses y empezaron a dar razón de todo por sí mismos. La filosofía y, con ella, la civilización occidental, habían nacido... 

La Escuela de Atenas, pintada por Rafael 

En Occidente nació la filosofía y la ciencia (la cultura racional y humanística), en Oriente permaneció la religión y la tradición (la cultura de la fe). Son dos formas de hacer frente a la vida y sus problemas. Los occidentales (los griegos, nosotros) creemos que nuestra manera de vivir es la mejor: ser libres es tener ideas propias, para ser bueno hay que saber qué es lo bueno, "realizarse" como persona es esforzarte por ser más consciente y lograr todo lo que deseas, la vida humana es cambio, progreso, investigación,  transformación de la realidad... Pero los orientales creen lo mismo: que su forma de vida es la mejor: ser libre es liberarse de uno mismo, dejarse llevar, confiar en la divinidad; la bondad es entrega a Dios, no una sabiduría que nos aleje de él; la felicidad es reconocer nuestra insignificancia, ser humilde, anular la inquietud y el deseo (desear cosas es lo que nos hace desgraciados); la vida humana es respeto a las tradiciones, comprender que nada cambia, contentarse con como son las cosas de este mundo pues, al fin y al cabo, este no es el mundo de verdad...
¿Quién se equivocó? ¿Qué tipo de vida es mejor? ¿No cometimos los occidentales un tremendo error al probar del árbol de la sabiduría?...

17 comentarios:

  1. La forma de vida que mas me gusta es la nuestra: responder nuestras propias preguntas, investigar cosas desconocidas, ponernos retos aunque sepamos que llegar a la meta es dificil... Veo que aunque nos comamos la cabeza en vez de coger el"camino facil", realmente nos recompensa ya que cuando haces algo por ti mismo, la satisfaccion es mayor

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    1. Bien, Marta. Pero también parece cierto que en occidente la gente se siento constantemente insatisfecha: siempre quiere más, siempre se plantea retos nuevos, nunca está contenta con lo que tiene y es. Así que, junto a esa satisfacción (de hacer algo por ti mismo) también hay mucha insatisfacción. ¿O no?

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  2. A mi personalmente me gusta más nuestra cultura. Nosotros afrontamos y buscamos una solución a los problemas y no los evitamos asociándolos con la divinidad y así es como se puede progresar. Puede que su vida sea más cómoda en el aspecto de que nosotros reflexionamos y nos preocupamos más sobre cosas que para ellos las creo un dios o pasan porque un dios las hizo así, pero yo prefiero una vida no tan cómoda, con preocupaciones, donde cada día descubramos cosas nuevas gracias a la ciencia.

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    1. Tal vez tengas razón, Iciar. Pero un oriental diría que nuestras preocupaciones son inútiles, nos mantienen siempre en tensión e insatisfechos ¿para qué? Ni la ciencia ni la filosofía lograrán jamás acabar con los grandes misterios (el origen de la realidad, el sentido de la vida...), que son los que realmente nos importan.

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  3. Yo prefiero nuestro estilo de vida, debido a que nosotros hacemos uso de la RAZÓN, del raciocinio. Somos libres, ofrecemos nuestra visión al mundo, averiguamos entidades o cosas, nos gusta crecer como personas, estudiar ya que lo vamos a llevar a cabo, luchamos por las cosas que queremos de verdad, buscamos la luz.
    Desde mi punto de vista no cometimos un error ya que si no lo hubiésemos probado no avanzaríamos, estaríamos estancados en lo mismo, y no debe ser así. La vida tiene que evolucionar. Tenemos necesidad...

    Carmen García.

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    1. Bien Carmen. Pero ¿por qué nuestra visión de lo que debe ser la vida humana (estudiar, desarrollarnos, luchar, avanzar...) va a ser mejor? Da la impresión de que la defiendes porque... eres occidental y te han educado en eso. ¿Tiene realmente el hombre necesidad de evolucionar? ¿Por qué RAZÓN?

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  4. Como has dicho los occidentales creemos que nuestra manera de vivir es la mejor y mis compañeros lo han hecho reflejar así, estoy de acuerdo en cada uno de los argumentos que han opinado pero pienso que los occidentales podrían tener Fe en algo que les sirva de apoyo. Una Fe ciega en un Dios, sin que fueran manipulados por ninguna institución eclesial, ni creyeran en libros históricos pero si en los de historia, un Dios que no explique lo inexplicable sino que sea una forma de confianza moral para ti.

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    1. Eso suena interesante, Alejandro. Pero ¿quieres decir que no podríamos tener confianza moral (confianza en lo que creemos que es bueno y malo) sin ayuda de la fe en un Dios? ¿Sería entonces la moral un asunto de religión (y no de razones)?

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    2. No pero aveces pierdes la razón en algunos asuntos personales en los que sientes desconfianza moral

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    3. Lo entiendo Alejandro. Tal vez tengas razón (¿he dicho "razón"?) ;-)

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  5. Yo prefiero nuestra cultura porque es a lo que estamos acostumbrados a vivir, lo mas seguro que si hubiésemos nacido oriente lo más seguro es que pensara de otra manera a como pienso. Estoy de acuerdo con mis compañeros, y en lo que dice Alejandro sobre todo, que tuviésemos un Dios en el que no nos costara creer y lo tomásemos como un apoyo en nuestra vida, pero eso hoy en día cada vez es más difícil porque se pone mucho en duda si todo lo que nos han contado es verdad o no. Otra de las razones por la que prefiero nuestra cultura es que aquí nos paramos a pensar y a reflexionar mucho más que en oriente, y eso siempre va a ser satifactorio porque te ayuda a crecer como persona y a darte cuenta de muchas cosas que sin reflexionar serías incapaz

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    1. Está bien, Juan. Aunque, ¿es la costumbre un buen argumento para aceptar algo (piensa en que la esclavitud, o la quema de herejes era una "costumbre")? Por otro lado, no conviene que simplifiquemos. En oriente también se piensa y reflexiona (obviamente), aunque durante siglos el pensamiento oriental ha estado muy vinculado a la religión (como, por ejemplo, también ocurría con los filósofos medievales en nuestra propia tradición, que eran monjes además de filósofos).

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  6. Yo creo que ninguna de las dos culturas es errónea. Ambas buscan formas diferentes de darle respuestas a nuestras preguntas y contentarnos con ellas. Por ejemplo, un oriental se sentirá satisfecho dándole a sus preguntas respuestas basadas en la religión. Nosotros, obviamente, tenemos una cultura diferente y preferimos buscar las respuestas mediante la ciencia, ya que creemos y nos basamos más en teorías demostradas que en la fe.

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    1. ¿Quieres decir, Raquel, que todo lo que se diga y haga en una cultura es "verdadero" o está "bien"? Es decir: ¿cualquier forma de responder a una pregunta es buena (siempre que te sientas satisfecho con ella)?... A tu opinión se le suele llamar "relativismo cultural", y afirma que no es posible ninguna verdad absoluta, sino que en cada cultura, época, etc., será verdad lo que allí guste a la gente. Bien. ¿Pero y sí a la gente de una cultura le gusta creer que es verdad que los negros o las mujeres son seres inferiores? ¿Será entonces su opinión tan verdadera como la de los que piensan que los negros o las mujeres no son inferiores?

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  7. Estoy de acuerdo con la cultura oriental en cuanto a que desear es algo que nos hace desgraciados, que nos inquieta y nos frustra. Pero eso también te hace ser mejor, ir progresando. Si los occidentales confían en el saber es para obtener más avances y respuestas, y hacernos la vida más fácil. Creo que el ser humano está hecho para ser así, para intentar conseguir lo que desea, para tener objetivos, y cumplirlos. Si no, nuestra vida no tendría mucho sentido.

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  8. Buena reflexión, Mario. Aunque visto que nunca estamos contentos con lo que conseguimos, y que cuanto "más tenemos, más queremos", ¿no sería más sensato conformarnos con lo que ya somos y tenemos?...

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  9. Personalmente estoy de acuerdo con la cultura occidental, aunque no soy nadie pera juzgar las otras, ya que no las conozco.
    Nuestra cultura me parece mejor porque buscamos nuestras respuestas por nosotros mismos y no nos lo dan todo"masticado"en un libro, eso nos hace progresar y buscar respuestas a nuevas preguntas

    Sergio Paniagua

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