viernes, 21 de junio de 2013

Despedida del curso 2012-2013


Queridos todos. Al recibo de la presente espero que estéis bien o, lo que es lo mismo, que os hayáis librado ya de horarios y clases y exámenes; al menos, hasta septiembre. Ha sido un placer estar con vosotros así, rascando un poco la superficie de la vida cotidiana y asomándonos a la selva de problemas que hay debajo. Pero bueno, ahora toca descansar. Así que os deseo un verano intenso y feliz, lleno de luz y de gratas experiencias (y eso puede incluir el estudio, relajado y placentero, que es el que de verdad cunde). A la vuelta seguiremos discutiendo, si hay ocasión. ¡Que la filosofía os acompañe! 




Pd. Me pasaré por aquí de vez en cuando, para lo que queráis.


























































lunes, 17 de junio de 2013

Nadie es malo... El intelectualismo moral.



Una de las teorías éticas más interesante (y minoritaria) es el intelectualismo moral (asociado tradicionalmente a filósofos antiguos como Sócrates y Platón). Su tesis principal es que para ser bueno lo único que hace falta es ser sabio. Solo el que sabe qué es lo bueno, puede hacer el bien; y basta con saber qué es lo bueno para quererlo y hacerlo. Esta tesis implica supuestos y consecuencias muy polémicas. Veamos.

1. LA MORAL ES UNA CIENCIA, Y ES CUESTIÓN DE EXPERTOS. Según el intelectualismo moral, lo bueno es lo que determina la razón (no el instinto, ni la emoción, ni la simple voluntad). Es posible, pues, un saber racional de lo bueno y lo malo. Las "verdades morales" son universales y válidas para todos, tal como las verdades científicas. Además, dado que la ética es una ciencia, no todo el mundo está capacitado para entender y resolver problemas morales (ni siquiera aquellos problemas que afectan a uno mismo). Son los expertos los que deben decidir sobre la bondad o conveniencia de las acciones. Del mismo modo, los asuntos de la política (qué leyes, qué forma de gobierno, etc., son justas) deben resolverlos los expertos o sabios, y no, por ejemplo, a través de los votos...

2. LA DISCIPLINA Y EL ESFUERZO SON INNECESARIOS. Si la razón nos dice que algo es bueno, querremos hacerlo, y lo haremos sin esfuerzo (o sin darnos cuenta de que nos esforzamos, como cuando hacemos algo que nos interesa mucho). Si, por ejemplo, la razón nos dice que estudiar idiomas o hacer deporte son buenos para nosotros, lo deberíamos hacer sin mayor esfuerzo. Si hace falta disciplina o “fuerza de voluntad” esto es señal inequívoca de que no tenemos claro que lo que hacemos sea realmente bueno para nosotros.

3. NADIE HACE EL MAL INTENCIONADAMENTE. LOS “MALOS” NO SON MALOS, SINO IGNORANTES. Todo el mundo actúa siempre bajo la creencia de que lo que hace es lo mejor que puede hacer, dadas las circunstancias. Nadie hace el mal a sabiendas. Incluso el que roba, mata o perjudica a los demás es porque cree que eso es lo mejor que puede hacer (que lo "bueno" es lo que conviene a sus intereses, aunque eso signifique fastidiar a los otros). Nadie es, pues, culpable de nada. Todos creen comportarse lo mejor posible (hasta Hitler creía estar haciendo un bien a sí mismo, a Alemania, a la humanidad entera). Otra cosa es que se sea ignorante y se esté equivocado, y que lo que uno cree que es un bien no lo sea. Pero entonces lo "malos" no son malos, sino solo ignorantes. Y lo que hay que hacer con ellos es convencerles de que están equivocados, es decir, EDUCARLES, no CASTIGARLE o vengarse de ellos. Así, no hacen falta policías ni cárceles, sino profesores (que no parezcan policías) y centros educativos (que no parezcan cárceles). El ser humano es un ser racional, no un animal irracional al que se pueda "educar" con premios y castigos (en lugar de con razones).

4. SÓLO EL SABIO ES DE VERDAD FELIZ. La felicidad no es cosa de tontos o inconscientes, como se cree a veces. Sólo el que ejercita su razón buscando el conocimiento (es decir: se dedica a la filosofía) estará en condiciones de conocerse y conocer lo que realmente le conviene. Y solo este podrá adoptar las decisiones más acertadas para encaminarse a la felicidad y "triunfar" en la vida.


5. ES MEJOR SUFRIR UN MAL A COMETERLO. Si por ejemplo consideramos que matar es malo, es mejor que te maten a que tengas tú que matar. Si abandonar a un ser querido es malo, es mejor que te abandonen a que seas tú el que abandones a alguien. Si insultar es malo... (etc.). La razón es que si te matan, abandonan, insultan, etc., solo sufre tu cuerpo, solo te sientes mal (sufres emotivamente). Pero si eres tú el que matas, abandonas, insultas, etc., tu acción implica a TODA TU ALMA, sobre todo a tu voluntad y tu razón, que son la parte más importante de ti.

¿Qué os parece esta teoría? ¿Le encontráis alguna pega? ¿Por qué creéis que es tan minoritaria?

Un dilema moral. ¿Quién debe morir?



El pequeño y viejo avión en que volvíamos de una excursión turística ha sufrido una seria avería en los motores. El aeropuerto más próximo está aún a una hora de vuelo. No hay paracaídas. El piloto informa que la única posibilidad de supervivencia es perder peso. Ya nos hemos desecho de todos los objetos y de todas las partes no vitales del avión. Pero no es suficiente: el piloto nos advierte de algo dramático: o algunas personas se van tirando del avión, o nos estrellamos todos. Tenemos que decidir entre estas tres opciones:

(1) Nadie se tira. Es preferible que el avión se estrelle. El piloto, que sabe de lo que habla, informa de que en ese caso hay un 99% de posibilidades de que muramos todos.
(2) Se van tirando personas al azar, según un sorteo.
(3) Se confecciona una lista de personas que deben ser salvadas. Las que queden al final de la lista son las que deberán irse sacrificando (el piloto espera que no sean más de tres las que haya que tirar)

I. ¿POR CUAL DE LAS TRES OPCIONES OPTARÍAS TÚ? ¿POR QUÉ?

II. IMAGINA QUE SE OPTA POR (3). COMO LOS PASAJEROS SON INCAPACES DE PONERSE DE ACUERDO, HAN DECIDIDO QUE SEA EL PILOTO EL QUE HAGA LA LISTA. TÚ ERES ESE PILOTO. CONFECCIONA UNA LISTA CON TODOS, PONIENDO EN PRIMER LUGAR A LOS QUE DEBEN SER SALVADOS. ¡Y RECUERDA QUE TENDRÁS QUE DAR EXPLICACIONES DE LO QUE HAS HECHO!

Esta son los pasajeros, con lo que se sabe de ellos. Es un viaje de antiguos alumnos, por lo que todos tienen la misma edad; el resto de la información es rigurosamente cierta.



A: Un famoso actor y director de cine. Sus películas entusiasman al público de todo el mundo.
B: Un campesino. Está de luna de miel junto a C.
C: Una joven recién casada con B, ama de casa.
D: Una joven embarazada, soltera, administrativa.
E: Un científico. Sus investigaciones sobre el cáncer son muy prometedoras.
F: Un brillante abogado. Es muy apreciado por sus clientes.
G: Una gran prostituta de lujo. Es muy apreciada por sus clientes.
H: Un desconocido profesor de filosofía. Es muy apreciado por sus alumnos.
I: Un misionero. Lleva años ayudando a la gente más necesitada.



viernes, 14 de junio de 2013

Dilemas para un utilitarista



Uno de los problemas del emotivismo ético es (como veíamos en la entrada anterior) que si lo bueno es lo que "nos hace felices", ¿qué ocurre si a alguien le hace feliz estrangular a sus semejantes?... Una posible respuesta a este problema consiste en afirmar: "el estrangulador sería feliz pero al coste de generar una infelicidad mayor en los demás (en el estrangulado, su familia, sus vecinos...)", y lo realmente "bueno" no es la felicidad individual sin más, sino "la mayor felicidad para el mayor número posible de seres". Esta teoría ética se conoce como "utilitarismo", y afirma que debemos decidir nuestras acciones en función de sus probables consecuencias en vistas al fin de una felicidad lo más general posible.

El utilitarismo supone muchos problemas, por ejemplo: ¿cómo establecemos lo que hace feliz a la mayoría, siendo tan subjetivo esto de la felicidad? O, sobre todo: ¿por qué nos ha de importar la felicidad de los demás? ¿Por qué habríamos de renunciar a nuestros placeres individuales en nombre de esa felicidad? ... Pero atendamos ahora a estos típicos dilemas utilitaristas. En todos ellos se muestra lo difícil que sería aplicar esta teoría a determinados casos prácticos.

1. Tengo una gran fortuna. Puedo donarla en su mayor parte a mis hijos (que viven bastante bien sin ella) o a una institución que la distribuya entre gente más pobre que mis hijos. ¿Qué debería hacer si fuera utilitarista? ¿Qué harías tú y por qué?

2. Dos pacientes de la misma edad están a punto de morir, necesitan un trasplante, pero sólo hay un órgano disponible. Uno es un científico muy prestigioso que está a punto de descubrir un remedio contra el cáncer, el otro es un hombre anónimo que no se dedica a nada en especial (por lo demás son lo más iguales posibles: la misma edad, una familia similar...). Soy un médico utilitarista, ¿a quién debería salvar? ¿A quién salvarías tú y por qué?

3. Otro de médicos. La vida de un tirano extranjero está en mis manos (soy su médico). Sé de buena tinta que, en cuanto lo cure, va a volver a su país con la intención expresa de masacrar a parte de la población (supuestos rebeldes). ¿Debería hacer todo lo posible por salvar su vida, o más bien todo lo posible para no salvarla (sin que se note mucho)? ¿Qué debería hacer un médico utilitarista? ¿Y tú? ¿Por qué?

4. Dado que los animales también parecen capaces de sentir placer y dolor, y que ir a los toros supone placer para el espectador pero dolor para el animal, ¿qué deberíamos hacer con la fiesta nacional? ¿Qué haría un utilitarista? ¿Y tú?

5. Dado lo anterior, ¿te parece que deberíamos ser todo lo vegetarianos posible? ¿Crees, en general, que los animales pueden tener derechos (por ejemplo, el derecho a no sufrir dolor innecesariamente)?


6. Otro caso médico. Un ser querido tuyo se muere de una extraña enfermedad, cuyo tratamiento cuesta mucho dinero. Pides ayuda al Estado, y el consejero de Salud te responde: sólo tenemos 500.000 euros: lo podemos gastar en un hospital infantil en el tercer mundo donde salvaría la vida a mil niños al año, o en pagar el tratamiento de esta persona. Tú decides. ¿Qué decides? ¿Por qué? ¿Qué decidiría un utilitarista?

7. ¿Estaría justificado que un gobernante mintiera a sus gobernados (por ejemplo acerca de la existencia de un problema con respecto al cual la población no podría hacer nada) para no preocupar a la gente? ¿Qué haría un utilitarista? ¿Y tú? ¿Por qué?

8. ¿Se debería torturar todo lo cruelmente que fuera necesario a un terrorista para que confesara dónde está la bomba que ha colocado en algún lugar repleto de gente? ¿Qué haría un utilitarista? ¿Y tú? ¿Por qué?

Donde el corazón te lleve... Las éticas emotivistas

Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve" (Fragmento extraído de:" Donde el corazón te lleve " de Susanna Tamaro).


Si hubiera un Festival de Eurovisión de las teorías éticas, las que se llevarían el gato al agua serían seguramente las EMOTIVISTAS. ¡Qué le vamos a hacer, vivimos en una época romántica!...

¿Qué es una ética emotivista (tal como el hedonismo, o el utilitarismo)? Simplificándolo al máximo: una teoría que estipula la vivencia de ciertos estados emotivos (felicidad, placer, gusto...) como justificación última de los juicios morales. Así, a la pregunta acerca de por qué es bueno o moral hacer X, la respuesta sería: porque X nos hace felices, nos gusta, etc.  Un juicio moral sería, así, no más que la expresión de un estado anímico: “X es bueno” equivale a “Me agrada, me hace feliz que ocurra X”. La moral parece convertirse entonces en algo profundamente subjetivo (y relativo): expresa los particulares estados anímicos del sujeto o sujetos implicados en una decisión o acción; y no todos tienen por qué coincidir en ese estado anímico. Lo que a unos les gusta o hace felices no tiene porque ser igual que lo que les gusta a otros; o lo que es vivido como gozoso en unas culturas igual no es vivido así en otras, etc.  Las éticas emotivistas apuestan, por tanto, por un irracionalismo de fondo, en cuanto es la emoción, y no la razón, la que determina, en último término, los juicios y la conducta (la razón se convierte en un instrumento al servicio de las emociones). 

En fin. "Dónde el corazón te lleve”, este podría ser el lema de la ética emotivista (además del título de una novela de éxito --o de casi todas las novelas y películas más populares juntas--).

Como sé que hay muchos emotivistas y románticos por ahí, que piensan que lo más importante en el mundo es la felicidad, les pregunto especialmente a ellos:

1.¿Qué pasa si a algún “anormal” le hace feliz (por ejemplo) matar y comerse a sus semejantes? ¿Podría decir un emotivista que esta acción es inmoral? ¿Basándose en qué?

2.¿Por qué va a ser bueno lo que nos hace felices y malo lo que nos provoca infelicidad o dolor?... ¿Será por que todo el mundo busca la felicidad? (¿Y si todo el mundo buscara como esclavizar mejor a los demás, esto también sería bueno?) ¿Será por que todo el mundo lo siente así? (Pero ¿como sabemos lo que sienten los demás? Además: ¿podría un sentimiento justificar la primacía de los sentimientos, o sería esto circular?) ¿Será por que es lógico y racional? (¿Y qué razones podríamos dar para justificar que lo bueno es la felicidad?)...

3.Si lo bueno es lo que nos hace felices, ¿somos libres para escoger lo que nos hace felices? ¿O más bien las emociones nos subyugan –nos "pasan"-- sin que podamos hacer gran cosa? Pero si no somos libres, ¿de qué vamos a ser responsables? (“Miren –diría un violador-- es que yo no puedo evitar que me haga feliz forzar sexualmente a otras personas”).

4.¿Os tomariais una droga que os mantuviera en un estado de felicidad o bienestar constante, pasara lo que pasara (una droga sin efectos nocivos para la salud)?

lunes, 10 de junio de 2013

¿Es la moral una conducta adaptativa? El naturalismo ético.


En una serie de curiosos experimentos, un equipo de psicólogos de la Universidad de Chicago mostró que las cobayas desarrollan conductas altruistas. A dos de estas ratas, sin vínculo genético directo, que convivían juntas, las enfrentaron a diversas situaciones. En todas ellas, una de las ratas estaba encerrada en un tubo que le impedía casi cualquier movimiento, mientras que a la otra se le dejaba libre junto al tubo. La rata libre no solo aprendió tras sucesivos ensayos a abrir el tubo y liberar a su compañera, sino que lo hizo en situaciones en las que la liberación no suponía ningún premio aparente (ni siquiera la interacción con la cobaya liberada), o en que suponía, incluso, el aplazamiento de una recompensa (la rata liberadora anteponía la acción de liberar a su compañera a la de abrir otro tubo, al lado, que contenía chocolate). ¿Qué significa esto?

 La conducta altruista en los animales ha sido observada, a menudo, entre individuos genéticamente emparentados. Pero estos experimentos (y otros) sugieren que dicho tipo de conducta (en la que parecen anteponerse los intereses de otro a los del que actúa) se produce entre individuos no genéticamente emparentados. ¿Es esto síntoma de una conducta “moral” entre los animales no humanos? ¿Son los animales seres capaces de actuar libremente y en función de “principios” distintos a las leyes naturales? La respuesta habitual es: “no”. No es que los animales sean capaces de un comportamiento “moral”. Más bien es que lo que llamamos “moral” es, en el fondo, un tipo específico de comportamiento biológico. Esta es la tesis que llamamos “naturalismo” o “sociobiologismo” ético, muy generalizada en el ámbito de la ciencia y de la filosofía materialista.


Según el naturalismo, los hechos que solemos calificar como "morales" (las decisiones y acciones que adopta la gente en función de creencias acerca de lo “bueno” y lo “justo”, aparentemente ajenas, o incluso opuestas, a sus intereses más inmediatos) son, en realidad, hechos naturales y culturales explicables por la biología y las ciencias humanas (antropología, psicología, sociología, economía, etc.). En último término, los hechos "morales" serían parte de estrategias de ciertos animales sociales muy complejos para los que comportarse de forma “altruista” en función de ciertas creencias sobre lo que es bueno o justo resulta adaptativo, esto es, facilita el éxito biológico del grupo y, secundariamente, del individuo. Así, toda conducta moral podría ser explicada a partir de leyes socio-biológicas y culturales (entendiendo el comportamiento social y cultural como un tipo complejo de conducta biológica). La conducta moral, en realidad, no existiría como tal.  

¿A qué responden entonces las creencias acerca lo “bueno”, “justo”, “valioso”, etc.? Según el naturalista, tales creencias no remiten a nada trascendente, o de naturaleza específicamente “moral”. Dichas creencias son una construcción socio cultural cuya función es causar ciertas conductas individuales que se han mostrado, a lo largo de la evolución y, luego, de la historia, como eficaces para la pervivencia de los grupos sociales. Así, la “generosidad”, la “sinceridad”, la “fidelidad”, la “disciplina”, la “honestidad”, el “respeto”, etc., serían “valores” funcionales para asegurar la estabilidad y el funcionamiento del grupo. Por ejemplo, según algunos etólogos, la fidelidad sexual se mostró como una conducta eficaz para reducir los conflictos entre machos en grupos que dependían estrechamente de la cooperación en la caza. La sinceridad aseguraba una mayor eficacia comunicativa entre los miembros del grupo. 
La generosidad garantizaría un nivel de tensión aceptable ante la distribución, casi siempre desigual, de los recursos. Otros “valores” o principios morales (el respeto a la propiedad o la vida de otros, el cumplimiento de las promesas, el valor del trabajo, etc.) parecen tener una funcionalidad más clara aún en el sentido de la estabilidad y pervivencia del grupo.

¿Os parece razonable esta teoría? ¿Es la moral no más que una complicada estrategia natural seleccionada por su eficacia para lograr el éxito de la especie? ¿Qué pensáis? Muy pronto analizaremos alguna de las objeciones que podemos presentar a esta teoría. Mientras, os propongo el siguiente ejercicio.

Busca alguna conducta “moral” (algo que hagamos según principios, valores, normas morales) que te parezca que no tiene ninguna utilidad biológica o social.    

martes, 4 de junio de 2013

Los valores en la publicidad.

En el fondo es muy fácil decir de qué tratan la moral y la ética. Tratan de lo valioso o bueno. ¿Qué es valioso? ¿Qué vale hacer? ¿Que es bueno? ¿Que es bueno que hagamos? Las cosas, sucesos, ideas, acciones... pueden ser calificadas de valiosas, buenas, importantes. Las cosas pueden ser valiosas en función de otra cosa más valiosa aún (por ejemplo, el dinero es valioso porque así conseguimos alimentarnos, vivir cómodamente, etc.), y en ese caso tienen un valor "relativo". O pueden ser valiosas por sí mismas, en cuyo caso les llamamos valores "absolutos" (por ejemplo, para algunos el valor absoluto es el placer, o la felicidad, para otros el poder, para otros el conocimiento, etc.). Los valores, sean relativos o absolutos, son el elemento fundamental de la moral (los "códigos morales") de las personas. 
Pues bien. ¿Qué valores creéis que están vigentes en nuestra cultura y época? ¿Qué considera la gente como valioso en general?... Una forma de intentar responder a esta pregunta es analizando un fenómeno típico de nuestro tiempo: la publicidad. ¿Por qué? Muy sencillo, la estrategia publicitaria consiste siempre en lo mismo: en asociar el consumo de un producto con algo que la gente considera valioso (por ejemplo, usar tal o cual perfume con el éxito sexual, o tal o cual modelo de coche con el prestigio y el poder, o tal o cual marca de refresco con la aventura o la belleza juvenil, etc.). Si el consumidor asocia en su mente la compra de esa cosa con los valores que le asocia el publicista, está todo hecho. 

Tal vez sea muy difícil lograr prestigio y poder, o no te atrevas a vivir aventuras reales, o no sea fácil tener una vida social excitante en tu entorno, pero... si tienes tal modelo de coche, bebes tal refresco o usas tal perfume, ¡¡parece que estás más cerca de lograrlo!!... 

¿Os parece increíble que esto ocurra? Pues ocurre. La prueba es la cantidad enorme de dinero que inviertan las empresas en publicidad.

Para comprobar esto os propongo el siguiente ejercicio. Selecciona alguno de los anuncios que aparecen en el blog y responde a las siguientes preguntas. 1. ¿Qué producto se recomienda consumir? 2. Identifica todos los valores que aparecen asociados, en el anuncio, al producto que se promociona. 3. ¿Crees que esos valores son reconocidos como tales en nuestra cultura? 4. ¿Encuentras alguna relación real entre tales valores y el consumo del producto publicitado?