jueves, 20 de septiembre de 2012

Las apariencias...¿engañan?


¿Habéis visto películas como Matrix o El Show de Truman? En ellas (y en muchas otras) se cuenta lo que también contaba el filósofo Platón en su famoso mito de la caverna. Según este mito, los seres humanos creen espontáneamente que el mundo real es lo que ven y oyen de manera habitual (lo que ven con los ojos, lo que oyen que le cuentan del mundo los demás, sus padres, maestros, amigos, la tele...). ¿Pero es el mundo real este que vemos?... Lo cierto es que ese mundo que estamos acostumbrados a considerar real nos parece, a ratos (y en todo o en partes) tan absurdo y contradictorio  (además de malvado, injusto y feo), que a muchos les da por pensar que quizás no sea el verdadero (sino, tal vez una película o algo así, que nos estuvieran poniendo desde que nacemos)... ¿Raro, eh? Pues más raro es este mundo, a poco que uno piense un poco en lo que ve en él...

Tan raro y desconcertante nos parece el mundo que nos rodea que a veces, a los más inconformistas, nos entran unas ganas locas de investigar lo que pueda haber más allá (detrás, en el fondo) de él, buscando algo que lo  explique y le dé sentido, y también que nos permita mejorarlo. A los que sienten con mucha fuerza esta necesidad de investigar lo que haya detrás de todo este “decorado” los llamamos filósofos. Los filósofos son esos tipos que no se fían un pelo de las apariencias y buscan saber la verdad de las cosas (del mundo, de sí mismos, de los cuentos que nos cuentan, etc.), a ver si así, además, encuentran la clave para vivir mejor y ser todos más felices. 

La filosofía, en suma, dicho de forma muy simple, es el deseo de saber que le entra al que está lleno de dudas, al que acaba de despertar y descubre que (en el fondo) no tiene ni idea (ni una idea propia y suya) de casi nada. El filósofo es el que, azotado por estas dudas y por la conciencia de su ignorancia ("solo sé que no sé nada", decía uno de ellos muy famoso), persigue como un loco enamorado a Sofía, la sabiduría, esa chica tan esquiva, para poseerla, desnudarla (de sus trajes y sus máscaras) y ver, así, lo que hay detrás de lo que se ve…


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